13 de abril de 2011

Ópera Prima en Movimiento, una plataforma para promover el talento joven del ballet clásico en México

***El reality lanzado por SEP y Conaculta, a través de INBA y Canal 22, se transmite los domingos a las 21:00 horas

Después de intensas jornadas de ensayos y presentaciones para audicionar, la oportunidad de 20 jóvenes que aspiran hacer una carrera como ejecutantes del ballet clásico de manera profesional se cristaliza en el programa Ópera Prima en Movimiento. Proceden de distintas regiones del país y de diversas formaciones pero todos ellos se han preparado para enfrentar los retos si desean salir victoriosos en su empeño por convertirse en bailarines profesionales.

Para conocer quiénes son, aquí su breve perfil:

Nayeli Estafanía Quiroz Ortiz (17 años)

Originaria del Distrito Federal, estudió ocho años en la Academia de Ballet Bartec y actualmente cursa el séptimo grado en la licenciatura de danza clásica en la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea (INBA). Lleva cerca de 14 años practicando el ballet y ha participado en diversas puestas en escena como El casacanueces, La Bella Durmiente y Cenicienta.

“Me inscribí a Ópera Prima porque significa una gran oportunidad para mi vida profesional. Confío en que obtendré diversos
conocimientos para mejorar mi vida dancística e interpretativa y sé que la gente podrá ver que la danza en México, también es buena”, explica la joven, quien admira a la bailarina Polina Semionova y gusta centrarse en los personajes que interpreta, la historia y los sentimientos a transmitir, pues el baile –admite— es su gran pasión.
Entre sus cualidades menciona que es una persona muy disciplinada, lo que le ha ayudado en el ballet y asegura que esta carrera no ha requerido de ningún  sacrificio.
“Cuando te gusta bailar no haces ningún sacrificio, son etapas en la vida que uno tiene para superarse a sí mismo. El sacrificio en estos momentos podría ser dejar a mi familia pero ellos saben realmente que es mi vocación y lo que quiero hacer”.

Damián Zamorano Hernández (19 años)

Hijo de primeros bailarines del Ballet Nacional de Cuba, inició sus estudios de ballet a los nueve años. Cursó dos años en la Escuela Provincial de Ballet de La Habana, Cuba y cinco en el Centro Nacional de las Artes en donde obtuvo  el grado de Técnico Superior Universitario con línea de bailarín.
“Ahora, a mis 19 años, me presenté a la audición de Ópera Prima porque es una gran oportunidad de aprender y de medir mis posibilidades técnicas y artísticas. En estos dos meses dejo a mi familia, a mi novia y a mis amigos, así como mi contrato con la Compañía Nacional de Danza”.
Además de su gusto por el ballet, uno de sus pasatiempos favoritos es la computación e incluso cuenta con una página de Internet con tutoriales.  Entre los bailarines que admira se encuentran


Carlos Acosta, Tetsuya Kumakawa y Rolando Sarabia.

Entre sus cualidades destaca la limpieza técnica que ha podido mejorar gracias al apoyo de sus padres que son sus mejores maestros.

Norman Roberto Barrios Herrera (21 años)

De origen guatemalteco, ingresó a la Escuela Nacional de Danza Marcelle Bonge de Devaux a la edad de nueve años. Ha interpretado distintos papeles en ballets como Don Quijote, La bella durmiente y Bayadera.
“Algunos de mis pasatiempos son el dibujo y los videojuegos. Admiro las interpretaciones de Mikhail Baryshnikov, uno de los grandes bailarines de la historia del ballet. Siento una gran pasión por el baile, me gusta concentrarme para transmitir a la audiencia los sentimientos del personaje que interpreto”, comenta el joven bailarín que cuenta con el apoyo de amigos y familiares en su país natal.
Con ganas de mejorar como bailarín renunció a su lugar en la Compañía Estatal de Guadalajara y entre sus fortalezas destaca sus saltos y giros: “me gustan muchísimo es lo más fuerte que tengo dentro de mi técnica”.
Agrega que en el caso de los hombres es un reto ser bailarín de ballet, pues nunca faltan las burlas o prejuicios.
“Lo relacionan con debilidad y nada que ver, los hombres debemos tener mucha fuerza y ser muy varoniles para interpretar los papeles de un príncipe, un corsario o un torero. No cualquiera se para en un escenario y carga a una bailarina a veces con una sola mano”.


Luis Alberto Mondragón Ocaranza (19 años)

Aunque el joven bailarín originario de Michoacán comenzó a bailar ballet apenas hace dos años en el Centro Pro Ballet de Michoacán ha tenido la oportunidad  de participar en puestas en escena como Paquita, La Fille mal Gardée, Pedro y el lobo y, recientemente, El cascanueces.
“Combino mi pasión por la danza y mi admiración por bailarines como Vladimir Malacov e Ivan Vasiliev, con el tenis, deporte que he practicado desde pequeño. Al bailar, me concentro en transmitir las emociones del personaje que interpreto hacia el público” y agrega que espera gozar la experiencia y obtener nuevos conocimientos en Ópera Prima en Movimiento.
Menciona que es mejor que el público sea quien juzgue cuáles son sus cualidades pues para él cada bailarín tiene su propia técnica y estilo que en este caso se irá puliendo a partir de las clases que se impartan durante el reality show.

Bárbara Treviño Ríos (21 años)

Estudió en la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey y en la Elmhurst School for Dance, conocida por ser sede del Birmingham Royal Ballet. Apasionada por el baile desde los ocho años, espera obtener de esta experiencia la oportunidad de trabajar con maestros nuevos y superar los retos que se le presenten.
“No sólo me gusta bailar danza clásica; además, me encanta la salsa, techno, de todo un poco. Admiro el trabajo de Sylvie Guillem, bailarina francesa. Cuando bailo, sólo lo disfruto y me dejo llevar, esperando que el público lo disfrute tanto como yo”.
Reconoce que sus compañeros son talentos y dedicados, pero asegura que podría destacar de entre todos ellos por su fuerte personalidad. “Creo que disfruto mucho bailar y se nota cuando estoy en el escenario”.
“Lo que me parece padrísimo de este programa es que es como un behind the scenes (entre bastidores) en la vida de un bailarín, de lo que se sufre, se disfruta y de lo que sentimos. Este programa ayudará a valorar cuánto cuesta ser un bailarín profesional”.